HAY QUE DECIRLO. – Vaya frustración, ahora resulta que, después de semanas de trabajo de pre campaña, no existe nada digno que mostrar a la dama del sombrero, es decir, todos los datos acumulados por su selecto equipo de colaboradores, están depositados en un fatuo escenario político.

La información que esos “capaces” colaboradores han mostrado a la dama del sombrero, para definir su posicionamiento en el ámbito político del décimo séptimo distrito electoral, fue una información tan frágil, como esa información que se muestra en Facebook en trasmisión en directo, por diluirse en cuestión de minutos sin dejar rastro.

Cruel realidad la que está viviendo como candidata a la diputación local por el XVII distrito electoral, nuestra dilecta dama del sombrero.   – Sin embargo, se considera que es una retribución muy justa, por haber echado mano de lo primero que encontró a su paso, que venido a ver, es como utilizar los servicios de un “lava-carros”, para que se haga cargo de diseñar una ruta libre de obstáculos, que conduzca a la ansiada poltrona que aguarda en el Congreso del Estado.   – Creemos es el precio del error.

Bajo esas condiciones, tenemos en el arrancadero a cuatro competidores en condiciones muy similares, de tal forma que, el que llegue a tener más saliva, comerá más pinole, o el que cuente mejores chistes recibirá más aplausos.

Tal situación resulta desalentadora para aquellos personajes que de manera confiada esperaban más de esos “colaboradores engaña-tontos”, aunque no están exentos de culpa por haber dado su “vo-bo” desde el inicio.

Para reemprender la marcha, habrá que forzar la maquinaria, con nuevos, experimentados y efectivos colaboradores, ese el remedio que deberá aplicar la dama del sombrero, para ubicarse en el lugar que pretende… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…