HAY QUE DECIRLO. – Dimes y diretes en torno al nuevo presidente de México, es lo que abunda en las redes sociales y demás medios de comunicación.

En lo que respecta al autor de estas líneas, como simple ciudadano mexicano de la tercera edad, sin pensión, ni jubilación, ni inscrito en ningún programa oficial asistencial, mucho me hubiese gustado que nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, le diera a la inseguridad, prioridad en lo que será su agenda de trabajo.

De manera directa, sin sus acostumbradas consultas ciudadanas, nomás con las facultades que le concede su posición de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, estar dispuesto a salvaguardar la integridad física de miles de mexicanos que de una u otra forma son, están y han sido amenazados, por quienes dicen ser del crimen organizado, creo eso resultaría mejor que la construcción del Tren Maya o la suspensión del AICM.

Más satisfecho y orgulloso me sentiría como mexicano con un presidente como Andrés Manuel que; hubiese catalogado a todos por igual, para aplicar la disminución del IVA, bajar el costo de los combustibles y aumentar el salario al doble, sin embargo, nuestro presidente de la república ha clasificado como mexicanos de primera a todos aquellos que residen en la franja fronteriza con Estados Unidos, que serán los que disfrutarán de estos privilegios, mientras que los mexicanos del resto del país, serán los que carguen con el monstruito de la inflación.

De siempre, como ciudadano mexicano víctima de esa desigual carrera alcista entre los precios y salarios, he soñado con un presidente de la república que haga valer la independencia de México, que se desligue de compromisos económico-sociales con otros países y haga valer nuestro PESO, lo mismo que el EURO, que la LIBRA ESTERLINA, que el DÓLAR.

Partiendo de que México es un país con gran riqueza natural y esta les pertenece a los mexicanos; explotar todos esos recursos para, primero, satisfacer las necesidades de nuestro país y el sobrante, si se puede, exportarlo, desgraciadamente todo es a la inversa.

Equilibrado el valor del PESO mexicano con la moneda más valiosa, tengámoslo por seguro que se acabaría la migración de mexicanos profesionales, de talento, incluyendo a nuestros modestos jornaleros.

Estamos ya en la era de Andrés Manuel López Obrador como presidente de todos los mexicanos, querámoslo o no, como dice esa gastada oración popular; si al presidente le va bien, nos va bien a todos, ojalá cobre certidumbre esa conseja… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…