HAY QUE DECIRLO. – Desde el punto de vista del periodista y sin el afán de herir susceptibilidades, se considera inútil millonario gasto de parte de los tres órdenes de gobierno, en ese programa destinado al “rescate de espacios públicos”, construyendo obras recreativas exclusivas para la práctica del fútbol.
Dicho programa oficial, bajo el pretexto de ir orientado a la mal llamada “reconstrucción del tejido social”, no es otra cosa que el estímulo directo para preservar actitudes y hechos vandálicos provenientes del podrido y no lastimado “tejido social”.
El propósito de las autoridades gubernamentales es bueno, tiene principios, sin embargo, no es la forma, sistema o método, para inyectar cultura, respeto, orden, en una sociedad plenamente contaminada con malos hábitos.
Utilizar el fútbol como remedo de deporte, que sirva de válvula de escape en adultos, jóvenes y niños, con mentalidad de indisciplina, carente de todo vestigio de educación, sencillamente es atizar el fuego del vandalismo.
Este comentario viene a colación sobre las diferentes obras que se han realizado en sectores de esta ciudad previamente seleccionados, sitios donde es propenso el crecimiento pandilleril o delincuencia juvenil. – En esos lugares donde se crearon Parques de Barrio, o canchas de fútbol rápido, sus instalaciones desde su inauguración, resintieron los embates de la destrucción, los que en algún momento se consideraron beneficiarios de este tipo de obras, son los principales destructores, nada aportan para su cuidado, ocasionan daños y, simplemente se concretan a que las autoridades intervengan para restañar las averías causadas.
De analizar detenidamente la práctica del fútbol soccer en El Mante (aunque esto suceda en todos lados), nos daremos cuenta que la mayoría de los integrantes de cada “banda”, no equipo de fútbol, se identifican por ser de la clase media y clase media baja.
En esas bandas se desconoce la disciplina de entrenamiento, de comportamiento honorable en el terreno de juego, de respeto a las instalaciones donde juegan, su apariencia personal deja mucho que desear, tatuajes por aquí, tatuajes por allá, cortes de pelo estrafalarios y un léxico vulgar utilizado públicamente sin mayor recato.
No hay un médico que ausculte a cada jugador antes o durante un partido, así que lo mismo se jugará bajos los estímulos del alcohol o de alguna droga.
Qué no decir de los acompañantes o “porra”, hombres con unos calzones que no son “short’s”, pero tampoco pantalón, la clásica gorrita ocultando los cortes de pelo de moda, hielera en mano cargada de “caguamas” o botes de cerveza que ingerirán en vía pública frente a decenas de niños, satisfaciendo sus necesidades fisiológicas en plena calle delante de familias y profiriendo su peculiar idioma de insultos y malas palabras.
También hay acompañantes femeninas, vestidas con minúsculos tapa rabos con el pretexto de lucir sus exclusivos tatuajes en piernas, chamorros, caderas, etcétera, y bajo la pasión del juego en la cancha, dejan escuchar su florido repertorio de mentadas de madre.
Es el fútbol soccer, el “deporte” que no es DEPORTE, es la válvula de escape para todos aquellos seres humanos poseedores de una y mil frustraciones, es la oportunidad que tienen aquellas personas que guardan resabios sociales con todos los que viven diferente a ellos, es decir, en cada juego semanal de fútbol, está siempre presente el riesgo de que una pequeña chispa ocasione una batalla campal, los integrantes de cada “banda”, no son jugadores que compiten por ganar el partido, son enemigos que hay que destruir.
Obvio, las autoridades gubernamentales tienen perdida la batalla en el rescate de espacios públicos, jamás podrán sembrarla semilla de la cultura, orden, educación, respeto, responsabilidad, etcétera, en ese segmento social que desde hace muchos años fue y es víctima de la contaminación delictiva, un ejemplo de que no estamos equivocados en nuestra apreciación de esta situación, serán los insultos y hasta amenazas para el autor de estas líneas, los que de manera natural brotarán en cuanto estos comentarios estén al alcance de los lectores….. NI MODO, HAY QUE DECIRLO…