HAY QUE DECIRLO. – Yendo por partes, se dice que cada quien es dueño de su verdad, pues bien, esta será mi verdad, sobre aquellos hombres y mujeres volubles, que en algún momento vistieron el atuendo de algún partido político, habiendo disfrutado en varias ocasiones de cargos públicos o de representación popular, sintiéndose inamovibles, al grado de estar convertidos en tozudos caciques sin aceptar los ciclos de vigencia en cada cargo, e impidiendo el acceso a las nuevas generaciones de militantes.

Este comentario se pudiese acreditar al Partido Revolucionario Institucional, instituto político que al paso de los años ha dado albergue a una clase política carente de principios partidistas, de tal forma que al dejar fuera de cualquier nueva oportunidad, a uno, o más de esos hombres o mujeres volubles, sencillamente abandonan la casa política que los encumbró.

Cierto es que; el ser humano, hombre o mujer, adulto joven, o adulto mayor, se deja llevar por la inercia de lo que considera una ofensa para ellos, como es el caso de esos militantes que dejan su partido porque no les permitió ser ETERNOS en los puestos de representación popular, o cargos públicos, de tal manera que sus conocidos, familiares o vecinos, injustamente le cobran inexistente factura al partido, dejando impune al cacique en fuga.

Esto que comento, es algo parecido a lo que está ocurriendo con el caso MORENA, empezando por el propio Andrés Manuel López Obrador, claro que tuvo una carrera política dentro del PRI, claro que su ciclo político en el tricolor hace años había terminado, claro que esto no le agradó, durante años removió y removió en el escenario político nacional, hasta lograr un objetivo que está muy fuera de su capacidad administrativa.

Cómo AMLO llegó a conseguir ese objetivo; bueno, pues con el respaldo de millones de sujetos, hombres y mujeres sin principios ideológicos partidistas, pero, eso sí, indignadísimos con el sistema de gobierno, la causa, siendo honestos, ellos mismos la desconocen, sin embargo, hay que hacer pagar al de enfrente, “nomás para qué se le quite”, sin tener idea del gran daño ocasionado al país con ese revanchista actuar.

Hoy la clase política mexicana, esa que aglutina a hombres y mujeres, jóvenes o viejos, si les das algo siendo de un partido, dicen estar contigo, si llegan otros y les prometen algo ilusorio, ahora están con ellos, si dejas de darles, entonces deberás atenerte a las consecuencias de un encono político sin fundamento, y “chinsuma” el PRI; “chinsuma” el PAN, “chinsuma” el PRD, etcétera; hoy están con el ganón, el que le hará mascar barrote a los corruptos, a esos que no les permitieron eternizarse en las chambas que durante años ostentaron.

Lo más fácil para esos hombres y mujeres sin principios ideológicos partidistas, sin identidad política es; convertirse en la caja de resonancia del hombre que mueve al país, como eco, repiten con envidiable fidelidad sus palabras, obvio, todos ignoran el sentido de sus propias palabras.  Es fácil gritar; RATERO, pero, a quién le dices

 ratero, si nada te ha robado, si tampoco sabes a quién presumiblemente robó.  Es fácil también gritar; CORRUPTO, pero, no aceptas ser partícipe de esa corrupción.

Es fácil gritar TRAIDOR A LA PATRIA; chingao, hasta este momento, ningún mexicano, hombre o mujer, ha tenido la valentía de demostrar su NACIONALISMO, esos que gritan traidor a la patria, con toda impunidad permiten el robo de combustibles, o son ellos mismos los ladrones de los bienes de México.  Gritan traidor a la patria y; sucede un lamentable accidente carretero y órale, acuden como hormigas a sustraer lo que no les pertenece, chinnn… Pobre PRI, pobre PAN, pobre PRD, pobre MORENA, sus hombres y mujeres son los que acaban con los partidos políticos, no son los institutos políticos los enemigos de la sociedad, son esos saltamontes inconformes, sin principios morales, deshonestos, ellos son los verdaderos traidores y así como han dañado al PRI y PAN, pronto acabarán con MORENA, porque en número superan ya como “arrimados” a los genuinos militantes de MORENA….  NI MODO, HAYQUE DECIRLO…