Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Diciembre 01 de 2018 / MPE / Resulta satisfactorio hurgar superficialmente en sucesos pasados ocurridos en El Mante, sobre todo, remover en el baúl de los recuerdos aquellas situaciones que, si no pueden ser halagadoras, tampoco pueden ser olvidadas.

De esos escenarios nada gratos, hoy daremos cuenta de lo representativo que fue para los mantenses de los años 50’s y 60’s, aproximarse, caminar, por lugares prohibidos por naturaleza, so pena de pagar el costo de una aventura así.

De los sobrevivientes de las referidas épocas, podrán surgir recuerdos que avalen la breve descripción de hechos que a continuación haremos.

En cualquier año de la década de los cincuentas o sesentas, siendo varón y aproximarse al barrio bravo de “La Revancha” nombre de la cantina establecida allá por la calle Zaragoza, entre Obregón, Magiscatizn y Xicoténcatl, era hacerse acreedor a injusta golpiza, despojo de pertenencias, o cuando menos, ser blanco de una sarta de improperios, y esto, mientras huías corriendo para no ser golpeado.

Ese barrio de “La Revancha” fue el dominio de las familias Izaguirre y Muñiz, por cierto, cuna del ex campeón nacional de boxeo Aurelio Muñiz; obvio, hablamos del pasado, ahora las cosas son diferentes.

Por ese mismo rumbo, una cuadra más al norte por la calle Zaragoza, precisamente en su cruce con la calle Obregón, existió una billar-cantina denominado “La Gotera”, se trataba de un sitio exclusivo para personas adultas de cualquier nivel social, preferentemente de la clase baja, de los “desprotegidos”.

En este antro ubicado se daban cita sujetos de pésima conducta, borrachines perdidos en el alcoholismo, delincuentes menores, pero al fin de cuentas delincuentes, asomarte por cualquiera de las puertas de acceso, era un reto para los parroquianos del interior y, ya sabías lo que encontrarías si te atrevías a introducirte sin ser identificado como cliente habitual.  – Sí, se trataba de verdaderos reductos donde imperaba la violencia, pero una violencia que sabías existía ahí y que si la buscabas la encontrabas.

Por la calle Morelos y Obregón, la presencia de una cantinucha de mala muerte en aquellos años, llamada “El Gallito”, este era un lugar que daba refugio a verdaderos “catarrines”, “teporochos” y demás apodos que se les acreditaba como identificación, a aquellos hombres asiduos tomadores de alcohol con coca-cola, de aguardiente, es decir, de las bebidas embriagantes más ordinarias y de dudoso origen.

El permanente estado de embriaguez de los cotidianos y permanentes clientes de “El Gallito”, por ser hombres sin oficio, les hacía peligrosos, porque sin dinero para comprar su bebida del día, se tornaban agresivos al pedir dinero a transeúntes que por desgracia pasaban por el lugar.

Sí, de verdad fueron sectores de El Mante que han dejado historia, una historia nada grata, pero al fin historia; lesionados por golpizas, navajeados, apedreados, robados, incluso varios homicidios por esos perímetros que hoy forman parte del primer cuadro de la ciudad.

gote2En este antiguo edificio de color azul pálido, funcionó la cantina «La Revancha».

gote3Antes fue la cantina «El Gallito» su clientela la distinguía, hoy se denomina bar.