Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Noviembre 30 de 2018 / MPE / Todo tiempo pasado es historia, buena o mala, y en El Mante ha habido de todo, pero no todo se ha dicho, menos por los cronistas.
De esas historias que duelen, que, por decir algo; avergüenzan, sucedieron muchas entre las décadas de los años 40’s, 50’ y 60’s.
Sin mayor afán que rescatar algún pasaje histórico ocurrido en El Mante, allá por los años 60’s, que es la época de la que se puede hablar por haberla vivido periodísticamente, esta vez daremos cuenta de hechos ocurridos fuera del perímetro de la desaparecida zona de tolerancia.
En este sector donde todo estaba permitido, produjo que de manera aledaña funcionarán antros de vicio expendedores de bebidas embriagantes.
Uno de esos lugares fue la cantina “La Venus”, nombre que de solo pronunciarlo provocaba temor en aquellos años.
Este establecimiento dedicado a la venta de aquellos famosos “topos”, alcohol puro con una pizca de refresco de cola, o simplemente alcohol solo, venta de cerveza, aguardiente y demás bebidas embriagantes, se localizaba en el cruzamiento de las calles Guadalupe Victoria y Guayalejo, a escasa una cuadra del cabaret Casa Blanca en la zona del vicio.
Pues bien, la parroquia clientelar de “La Venus”, dado lo característico de su “topos”, la bebida más económica de todas, obvio que eran hombres y mujeres con problemas de alcoholismo y de muy bajos recursos económicos, al grado de ofrecerse a realizar cualquier cosa, con tal de obtener unas monedas que les permitiese comprar un “topito”, de ahí lo riesgoso de caminar por sus aproximaciones.
Entre esa clase social de su clientela, “La Venus”, dentro y fuera del local, fue escenario de muchos homicidios, la mayoría de ellos cometidos al amparo de la noche.
En esa esquina trágica, la iluminación era más que deficiente en aquellos años, todo dependía de la amarillenta luz de uno o dos foquitos instalados en las afueras del referido antro de vicio, por lo que la oscuridad era predominante, además de existir varios predios baldíos cubiertos de maleza, es decir, el ideal escenario para cometer cualquier atrocidad.
Cada fin de semana, los detectives del Servicio Secreto tenían trabajo que realizar, abriendo investigaciones para aclarar el o los homicidios de la semana, en esos años 60’s no había Policía Judicial o Ministerial, solo agentes del Servicio Secreto local, Policías Municipales y Policías Rurales.
Son tiempos idos, pero que algo se debe decir sobre ellos, para que las nuevas generaciones de mantenses se enteren de lo que antes hubo y ocurrió en esta que hoy es su ciudad de origen.
En este viejo y transformado edificio funcionó hace años la cantina «La Venus», esquina de las calles Guayalejo y Guadalupe Victoria.
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