Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Noviembre 12 de 2018 / MPE / Para hablar de El Mante y sus habitantes, hay que haber nacido aquí, porque cada época representa, no una, sino, muchas páginas de historias y relatos, de los que jamás hablarán los cronistas.
Así que; daremos cuenta de uno de esos pasajes ocurridos a mitad de los años sesentas, época en que no existían, lo que hoy conocemos como bulevares Luis Echeverría Alvarez al oriente de la mancha urbana de El Mante y Enrique Cárdenas González al poniente, por lo que la conocida avenida Juárez era simplemente una prolongación de la carretera federal 85, mientras su trayecto cruzaba por el centro de la Ciudad.
Allá por el año de 1965, recién concluida la construcción de aquel moderno “Edificio Padrón”, el que se localizaba a la salida oriente de la ciudad, precisamente donde empezaba y terminaba la avenida Juárez en ese sector, y decimos empezaba y terminaba, por la sencilla razón de que la avenida Juárez tenía circulación vehicular en doble sentido, es decir de oriente a poniente y viceversa.
Pues bien, en esa fecha y en la planta baja de ese flamante edificio, el conocido comerciante mantense Ubaldo Guzmán Quintero (antes de ser alcalde de El Mante y diputado local), estableció una fuente de sodas que denominó “Nápoles”, lugar pensado y creado principalmente, para atender a la juventud mantense de aquellos años.
Para llegar a Nápoles, era necesario bajar del bordo de la carretera para buscar acomodo en el amplio estacionamiento sobre el acotamiento frente a la susodicha fuente de sodas.
Aquí en este negocio de Ubaldo Guzmán Quintero, sirvió por varios años como punto de reunión para los reconocidos “junior’s” mantenses, los hijos de los más prominentes hombres de negocios, comerciantes, agricultores, etcétera, de esta ciudad, así que conduciendo modernos automóviles llegaban a Nápoles los Jobi, los Castillo, los Villarreal, los Bueno, los Ramírez, los Terán y un sinnúmero más de jóvenes de ambos sexos que por las tardes, hacían de este apacible lugar su punto de reunión.
En este lugar, la música de la inolvidable rockola, el fresco viento vespertino, el humo de los cigarrillos de tabaco, el agradable sabor de los licuados, de los refrescos gaseosos y la delicia de las tortas y sándwiches, servían de fondo romántico entre parejitas de enamorados, de tal forma que muchos noviazgos iniciados en Nápoles, concluyeron en matrimonios y, hoy hay hijos y nietos de aquellos que una vez fueron jóvenes clientes de Nápoles.
Existen todavía en El Mante, muchos de aquellos jóvenes, los que podrán decir si los textos de este relato son verdad o mentira, además podrán afirmar si antes alguien, había hecho alusión a esa inolvidable época de los años sesentas a través de una publicación como la de www.manteporeso.com
Este es el edificio «Padrón», aquí en la planta baja nació «Nápoles» aquel punto de reunión de los junior’s mantenses de los años sesentas.La configuración arquitectónica del edificio Padrón, donde estuvo «Nápoles», se ajustaba al trazo de la carretera nacional 85.Sin ese trozo del camellón frente al edificio Padrón, se puede imaginar la amplitud del estacionamiento que había en los tiempos de «Nápoles» aquella fuente de sodas de Ubaldo Guzmán Quintero.
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