Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Octubre 12 de 2018 / MPE / Al programar obras de pavimentación de calles, sin tomar en consideración la coordinación que debe de prevalecer entre las dependencias involucradas en materia de urbanización, estas obras en vez de beneficios están destinadas a ocasionar perjuicios.
Una enojosa situación fue provocada por las anteriores autoridades municipales al actuar con indiferencia y dejar de lado esa necesaria coordinación entre obras públicas municipales, COMAPA y empresa constructora, ordenando la repavimentación de la calle Quintero al poniente, a partir de su colindancia con lo que fuera el bordo de la vía de ferrocarril, hasta llegar a la calle Guillermo Prieto (Cañera).
Esta obra que fuera considerada de impacto social para beneficiar a las familias residentes por la calle Quintero que sirve de colindancia a las colonias Núñez y Quintanilla, simplemente se convirtió en una pesadilla para los vecinos a causa del brote de aguas residuales en el interior de sus domicilios, debido a que con el asfalto se taponearon las alcantarillas de la red del drenaje sanitario sobre la referida calle.
De esa forma, familias residenciadas por la calle Quintero, entre las calles Tlatelolco e Iztaccihuatl, están viviendo en un ambiente altamente contaminado con la presencia de grandes encharcamientos de pestilentes aguas negras, sobre las mencionadas arterias de ambas colonias, además de soportar la presencia de esas mismas aguas residuales en el interior de sus hogares.
Desde hace casi un mes en que se concluyó la repavimentación de la calle Quintero, ninguna autoridad, ni de salud, COEPRIS, COMAPA u obras públicas, ha hecho acto de presencia para resolver esta grave situación de contaminación ambiental que es ya un severo riesgo para la salud de las familias que habitan en este sector.
Parte de la calle Quintero que permanece inundada con aguas negras provenientes del drenaje sanitario.
Aquí en el cruce de la calle Quintero con Iztaccihuatl, en los linderos de las colonias Núñez y Quintanilla se encuentra una de las alcantarillas tapadas.
Bajo penetrante y permanente olor a caca viven las familias que residen por las calles Quintero, Tlatelolco e Iztaccihuatl, a causa del encharcamiento de aguas negras que brotan del sistema de drenaje sanitario.
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