Ciudad Mante, Tamaulipas, México/ Septiembre 24 de 2018 / MPE / A menos de una semana para que concluya la administración pública municipal que preside el ingeniero Juan Francisco Leal Guerra, a empleados de confianza se les ha cubierto ya lo correspondiente a su salario de la segunda quincena de septiembre.
Sin embargo, entre ese gran número de empleados de confianza existe preocupación porque nada les han dicho sobre el pago de derechos laborales creados, como es el caso de los aguinaldos que le corresponde cubrir hasta este mes de septiembre.
Para tener una visión más clara sobre el desempeño de esta administración pública que está por concluir, se recuerda que desde su inicio se distinguió por el gran número de antiguos trabajadores despedidos injustificadamente, a los que se les adeudan salarios y todas las prestaciones de ley correspondientes a dos años transcurridos desde su despido.
Fue notable también la fragmentación que en dos años sufrió dicha administración pública municipal, a causa de las “sorpresivas” renuncias de funcionarios de primer nivel, como el caso del director de recursos humanos, del contralor municipal, del tesorero municipal, del secretario del ayuntamiento, de dos directores de comunicación social, de dos gerentes de la COMAPA-Mante, de la responsable del departamento de eventos especiales, entre otros.
Qué no decir de la gran desestabilización ocurrida al interior del propio cabildo, donde pasados los primeros tres meses del agonizante sistema de gobierno municipal, la mayoría de los ediles dejó de acompañar al alcalde Leal Guerra dejándolo solo en todos los eventos oficiales.
Esta desestabilización se acrecentó con varias solicitudes de licencia a la vez por parte de regidores, la crisis al interior del cabildo llegó a otro nivel con el homicidio de uno de los regidores, por lo que se acreditaron carácter de privadas las sub siguientes sesiones ordinarias de cabildo.
Algo de lo que se dice influyó para que esa mayoría de ediles marcara una línea separatista de las acciones del alcalde Leal Guerra, fue el desmedido otorgamiento de facultades que le otorgó a la síndico primero, además de compartir abiertamente el escenario político con el director municipal de bienestar social.
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