El Mante, Tamaulipas, México  / Noviembre 30 de 2024 / APUNTES DEL DIRECTOR / Diciembre 23 de 2011.

  Los anhelos, la esperanza y la fe, son particularidades que pretende mantener vivas el ser humano.   Nadie está exento de pensar en un mañana mejor, es una coincidencia universal que nos alienta a seguir luchando, a continuar disfrutando y enfrentando las cotidianas cosas buenas y malas que se suscitan en el entorno social que habitamos y donde convivimos.

  Desear, confiar y esperar, no es propio de quienes se encuentran en desventaja en este incierto planeta, somos todos los habitantes del mundo los que esperamos vivir en paz, en armonía con nuestros semejantes, con pobreza económica o en la opulencia, producto del trabajo honesto, todos aspiramos a que exista respeto a la condición de ser humano, civilizado, pensante, actuante, anteponiendo buenas intenciones para consolidar esos buenos propósitos.

  Sin embargo, la cruda realidad es otra, una cruel realidad que diluye hasta la extinción, ese anhelo, esa esperanza y esa fe.   En muchos países la guerra destructora producto de las diferencias políticas, aniquila por igual cobrando la vida de seres inocentes, aunado a esos devastadores hechos, el hambruna, la sed y el quebranto de la salud, hacen lo propio.

  En nuestro amado México, aun cuando no estamos en guerra, la predominante inseguridad en que está inmersa la sociedad civil, ajena a ese frontal combate de los tres órdenes de gobierno en contra de la delincuencia, también disuelve los buenos deseos de prosperidad y de paz.

  Cabe decirse que, la tenebrosa realidad que se vive en todo el territorio mexicano, no es porque exista un gran número de mortales víctimas inocentes, sino por el peligro que ofrecen los diarios enfrentamientos armados en lugares públicos.

  Ante estas circunstancias, no podemos dar la razón a los críticos del gobierno federal, al responsabilizarlo de la pérdida de inocentes vidas humanas, máxime cuando se trata de acciones de protección a la sociedad civil, que sin deberla ni temerla, se ha convertido en presa fácil de los enemigos sociales.

  Por tratarse un tema demasiado escabroso y de mucho riesgo, concretamos nuestro comentario manifestando que, como mexicanos, tenemos confianza absoluta de que en algún momento, nuevamente podamos vivir sin sobresaltos, ni temores, de llevar pacífica y plenamente en libertad nuestra vida anterior, es un justo deseo generalizado, el trabajo honrado es la ruta permanente.

  Los días felices, como el de Navidad, los deseos de próspero año nuevo, tendrán valor y serán sinceros cuando no existan temores, ni esté en riesgo la seguridad de toda la gente buena, inocente, trabajadora, emprendedora, dedicada a labrar y garantizar el futuro de la familia.