Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Septiembre 01 de 2018 / MPE / En El Mante ha sido un problema de siempre, la presencia de comerciantes ambulantes en las calles e invadiendo banquetas.

En lo que fue el trienio de gobierno municipal 1972-1974 presidido por Onésimo García Osorio, la invasión por parte de comerciantes ambulantes y semi-fijos, de la calle Zaragoza, desde la calle Guerrero a la calle Obregón, de la Guerrero a la privada Moisés Suárez Barrón, de la calle Pedro José Méndez, de la calle Zaragoza a la que era Pablo L. Sidar (hoy Cavazos Lerma), de la calle Obregón, de la Morelos a la Galeana, lo conllevaron a gestionar recursos para construir un nuevo edificio para el mercado municipal (edificio actual),así como la frustrada construcción de un área comercial sobre el canal lateral “Juárez”, a partir de la calle Obregón a la Mainero.

De esos proyectos de obra se consolidó la del nuevo edificio del mercado “Benito Juárez”, lo que dio pauta para que el ayuntamiento ordenara el desalojo de comerciantes ambulantes de la calle Zaragoza, desde la Guerrero a la Obregón, a los comerciantes invasores de la calle Guerrero a la privada Moisés Suárez y de la Pedro José Méndez a la Pablo L. Sidar.

En lo que fue un obligado reacomodo de esos comerciantes ambulantes desalojados de la vía pública, las autoridades municipales contaron con el invaluable apoyo de un conocido y prestigiado empresario local, como lo fue Don Antonio Tres Palacios.

Este empresario de nacionalidad española residenciado en El Mante, facilitó un predio baldío localizado en la esquina que forman las calles Quintero e Hidalgo, lugar donde se dio forma provisional a lo que se conoció en aquellos años, como el “Mercadito Hidalgo”.

Con la ubicación en el mencionado “mercadito” de muchos de esos comerciantes ambulantes desalojados, se concedió parcial solución al problema de invasión de calles y banquetas.

El mencionado “Mercadito Hidalgo” despareció años más tarde, a causa de que los comerciantes beneficiados con un lugar donde vender sus mercaderías, intentaron despojar de esta propiedad a familiares herederos del legítimo propietario, por lo que se exigió al municipio la devolución del terreno.

Hoy en día el predio aludido de las calles Quintero e Hidalgo, se encuentra convertido en nido de alimañas, con maleza, escombros, basura, etcétera, a pesar de encontrarse ubicado dentro del primer cuadro de la ciudad.

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