Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Julio 31 de 2023 / JAM / Es difícil aceptar que involuntariamente llegamos a este mundo y que este acontecimiento quedó registrado en el calendario de la vida.

Más difícil aún resulta aceptar que involuntariamente tambien, debemos aceptar nuestra partida, la que pasa al registro de hechos con una fecha que marca el final de un ciclo de vida.

Querido hermano, Máximo Avila Murillo, podría decir que fui testigo de tu llegada a este mundo, durante algunos años fuimos compañeros de juego, traté de enseñarte a montar en bicicleta, no lo logré, como tampoco pude enseñarte a nadar, las dificultades y limitaciones de una infancia plagada de sinsabores, nos obligó a crecer enfrentando grandes temores los que al paso del tiempo se convirtieron en traumas.

Habiendo dejado atrás esa quebrantada niñez, llegamos a la adolescencia, época que vino a separarnos, no sin antes, haberte iniciado en el oficio de la fotografía, más adelante, involucrarte en el periodismo gráfico, para de ahí catapultearte a servidor público, trabajando para doña Bertha del Avellano de Cárdenas como su fotógrafo oficial en el Sistema DIF-Tamaulipas.

De ahí en adelante recorriste solo el tramo más importante de tu vida, hasta conformar tu gran familia al lado de tu ejemplar esposa y tus dos hijos, los que por cierto, hoy están próximos a concretar su formación profesional.

Querido hermano, siento en lo más profundo de mi ser, tu partida involuntaria de este mundo, más por qué no pude, ni podré despedirme de Tí, no rendirás tributo a la madre tierra, porque tus restos serán incinerados, descansa carnal, solo me llevas poca ventaja.