HAY QUE DECIRLO. – Antes de iniciar este comentario dejaré en claro que; siendo esta mi verdad, no ofrezco atisbo de iniciar una polémica con nadie, tampoco el de menospreciar ese gran esfuerzo de quien trabaja con denuedo porque El Mante tenga un desarrollo económico benéfico para todos.

Nacido en esta ciudad hace 74 años, me considero haber crecido en su momento, a la par de Ciudad Mante, dicho esto, porque mi Ciudad, desde hace algunos lustros, ha ido decreciendo en todos los órdenes.

Venida de una Congregación, como lo fue Canoas, luego Villa Juárez, Ciudad Mante de los años 40’s, 50’s, 60’s, 70’s y parte de los 80’s, fue una Ciudad floreciente que ofrecía para todos, grandes oportunidades de adentrarse en un tangible desarrollo económico-social.

En la actualidad, como reflejo de esa etapa de retroceso nacida hace algunas décadas, Ciudad Mante ofrece a la vista de propios y extraños, la imagen de un pueblito donde impera la anarquía, sus banquetas en la zona centro invadidas permanentemente, sus calles con vehículos automotores estacionados por sus conductores donde les viene en gana, sus lugares de esparcimiento familiar, como las plazas Aarón Sáenz, Los Fundadores y Plutarco Elías Calles, convertidas en auténticos escaparates para todo tipo de vendimias, los pocos sitios considerados turísticos semejando enormes cantinas, campos deportivos donde se ingieren bebidas embriagantes, antes, durante y después de algún encuentro de fútbol o béisbol.

Con esta imagen prevaleciendo los 365 días del año, no es posible atraer la atención de inversionistas nacionales o extranjeros, para instalar las necesarias fuentes de empleo que reclaman los habitantes de Ciudad Mante.

Si bien es cierto, lo único de que presumir y ofrecer, es de la abundancia del líquido elemento, que la generosa madre naturaleza nos proporciona.

Existen las instalaciones de lo que fuera un aeropuerto municipal, hoy en día, no se sabe a quién pertenece, desapareció el ramal ferroviario Mante-Estación Calles, la única vía de comunicación es la carretera nacional 85, de tal manera que con el surgimiento de otras vías de comunicación terrestre, Ciudad Mante quedó encajonada.

De ser un poco observadores y realistas, debemos los mantenses aceptar que la zona comercial local se ha reducido considerablemente, como consecuencia de la inseguridad que ha flagelado a los habitantes de buen vivir, que como medida personal de protección, se abstienen de comprar o invertir.

Si a quien corresponde hiciera respetar Reglamentos y Leyes, la imagen de Ciudad Mante fuese la de una Ciudad de orden y, entonces, tal vez, atraería la atención de empresarios inversionistas, solo recordemos que la última fuente de empleo creada por inversionistas locales, de la noche a la mañana FRACASO… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…