HAY QUE DECIRLO. – La traición del alcalde Mateo Vázquez Ontiveros a los mantenses, se incubó con el ingreso a la administración pública municipal, propiamente hablando, a la tesorería, del experimentado CP Rafael Arriaga Nabor, ex tesorero municipal en el trienio 1996-1998 que presidió el también CP José Ernesto Manrique Villarreal.

La llegada de Arriaga Nabor se dio en los primeros meses de 2018 en la naciente administración de Mateo, el susodicho vino a desempeñarse como Contador General del Ayuntamiento, aunque a decir verdad su trabajo fue como tesorero tras bambalinas, toda vez que la titular del Erario fue simple figurin encargada de firmar acuerdos, de compras e ingresos.

De ese notable hecho el autor de estas líneas dio cuenta oportuna a la opinión pública, mencionando el retraso que significaba la llegada de Arriaga Nabor en el manejo de las finanzas públicas, dado al triste historial de deudas que dejó como herencia de la administración del alcalde Pepe Manrique.

Ese señalamiento periodístico nos valió inmerecido «castigo» por parte de Mateo Vázquez, quien nos suspendió temporalmente el pago del convenio publicitario, recriminando el actuar del periodista a quien aclaró que Rafael Arriaga Nabor nada tenía que ver en los desajustes económicos de la administración, adjudicandose la responsabilidad.

A manera de reseña diremos que; las deudas heredadas de administración a administración, se ha convertido en una tradición, de tal manera que el Ayuntamiento se ha visto ciclicamente impedido para cubrir sus adeudos con prestadores de servicios, proveedores y empleados de confianza.

No obstante, en la administración pública municipal presidida por Humberto Flores Dewey, trienio 2011-2013, en su segundo año, luego de correr a su tesorero municipal, echó mano al talento y probada honestidad de una damita profesional de la Contaduría Pública, quien por arte de magia, supo, quiso y pudo, superar los estragos de los recortes al presupuesto, de tal manera que con un toque de su varita mágica llamada Honestidad, eliminó de golpe las filas largas de cobradores que se congregaban en las afueras de la Tesorería en espera de recibir sus respectivos pagos.

Esa magia contable-administrativa inpresa por la damita que interinamente ocupó la titularidad de la tesorería, la llevó a concluir ese trienio de gobierno municipal, no sin antes descubrir una herencia de adeudo recibido por más de 40 millones de pesos, de la administración de Héctor López.

Por consecuencia, esa capacidad contable-administrativa le valió a dicha damita Contador Público a ser tomada en cuenta como tesorera municipal titular en la siguiente administración de Pablo González León, cuyo trienio concluyó sin dejar adeudos al siguiente Ayuntamiento por cierto atípico de dos años, el que presidió el ingeniero Juan Francisco Leal Guerra.

La solvencia económica de la administración panista de Leal Guerra tuvo un tropiezo a mitad del primer año, tropiezo que se arregló con el despido de su tesorero municipal, por lo que nuevamente se llamó a la HONESTA damita Contador Público, para que interinamente asumiera la responsabilidad del manejo del Erario, sobra decir que dejó cero deudas al término de la gestión administrativa del ingeniero Leal Guerra.

Ya con la asunción al poder como presidente municipal de Mateo Vázquez Ontiveros, es con la llegada de Rafael Arriaga Nabor a la tesorería, donde se hace presente el nocivo y malingno retroceso contable-administrativo, al estar dejando de herencia una nueva estela de adeudos oficiales con prestadores de servicios, proveedores y empleados despedidos arbitrariamente, ese es el sello personal de los ineptos y deshonestos servidores públicos que traicionan la confianza ciudadana… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…