HAY QUE DECIRLO. – Cambia; todo cambia… Y así nos abandonó un invierno triste 2019-2020, sin frío, cuando menos en esta parte de Tamaulipas, sin lluvias, dos o tres ventarrones de temporada y con la desquiciante herencia del CORONAVIRUS y todas sus consecuencias.

Adentrados ya en el ciclo de una gris primavera 2020, sin lluvias, altas temperaturas, tremenda crisis económica, con la alerta de un masivo contagio de COVID-19 y una cuarentena a medias.

En esta estación del año, no hay trinos de aves silvestres, no hay florecillas adornando el entorno, tampoco hay verdor en los campos, rios, arroyuelos y lagunas, muestran a medio llenar sus cauces, menos hay alegría en las familias.

Campesinos productores en la ruina, abandonados a su suerte, comerciantes y empresarios resintiendo bajas ventas, creciendo el desempleo y una quebrantada salud pública, son ejemplos de actualidad. No hay culpables, tan solo víctimas.

Precios-salarios, en su más desaforada competencia, estando a la vista la supremacía de los altos costos, ante un famelico y enfermizo salario… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…