HAY QUE DECIRLO. – Se ha ya disfrutado de grandes festejos, como fue la navidad y el inicio de año nuevo, pero; ¿qué hemos dejado atrás, en las últimas horas de 2019?

Lamentable resulta el costoso precio pagado por efímeros segundos de placer que produce el escuchar el estruendo de un artefacto explosivo y observar luces de colores al quemar pólvora.

Sí; se quemaron cientos de miles de pesos gastados en la adquisición de diversas cantidades de pirotecnia, ya nada queda de la sonoridad de los estampidos producidos por esos artefactos explosivos, las vistosas luces de colores han desaparecido, las espesas cortinas de contaminante humo que produjo la quema de pólvora se ha depositado en la atmósfera y, en la calle, en los espacios públicos, en los patios residenciales, han quedado esparcidos cientos de kilos de papel, ese fue el gusto de la inmensa mayoría durante la noche-madrugada del 31 de diciembre pasado y enero 2020.

En el sistema del drenaje sanitario han ido a parar miles de litros de bebidas alcohólicas consumidas, cientos de kilos de residuos sólidos producto del ingerimiento de todo tipo de alimentos que fueron la cena de fin de año; es decir, esos placeres basura son, basura costosa.

También, por otro lado, habrá que enfrentar las deudas contraídas con la compra de aparatos de sonido, porque entre cierta clase social no puede haber festejo de fin de año si no hay música, estridencia de sonido preferentemente, aunque en la modesta mesa hogareña, sus componentes deban conformarse como cena, con el recalentado de lo que quedó de la comida de mediodía.

Nuestras clases populares son tan sui géneris que; todavía siguen «festejando»; el aparato de sonido a todo volumen, hablándose a gritos aunque están uno frente a otro.   – Ahh; la parrilla o asador y la infaltable bocina de sonido casi a media calle, aunque su vivienda tenga patio trasero.

Triste realidad  la que en los próximos días se deberá vivir conforme avance el 2020, cuando los estragos de la impostergable carestía agredan los debiluchos bolsillos de aquellos que menos tienen, pero que durante el fin de año echaron la casa por la ventana; porque solo se vive una vez… NI MODO, HAY QUE DECIRLO…