Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Diciembre 30 de 2019 / JAM / Desde hace tiempo, los tres sistemas de gobierno (Federal, Estatal y Municipal), se han preocupado por invertir cuantiosas sumas económicas en lo que representa un ambicioso programa denominado «Rescate de espacios públicos», programa cuya finalidad es devolver a la ciudadanía, aquellas áreas verdes, lugares de esparcimiento, que por diversos motivos cayeron en manos de grupos delincuenciales, convirtiéndose en sitios de riesgo para las familias.

Bajo esos conceptos, durante la administración pública municipal que presidió el doctor Héctor López González, El Mante fue considerado para aterrizar millonarias partidas económicas orientadas a poner en vigencia las bondades producidas por el referido programa tripartito.

Como parte del rescate de espacios públicos en El Mante, se consideró la plaza «Aarón Sáenz», un lugar que por años fue el centro de reunión de las familias mantenses y,  que no decir, de las parejitas de enamorados, que disfrutaban del romanticismo producido por el follaje de sus plantas de ornato, de la tenue iluminación predominante por la noche, de su kiosco central, de sus tradicionales bancas de granito y de la probada seguridad de este lugar.

En este lugar, de buenas a primeras, personajes identificados con la delincuencia empezaron a hacer acto de presencia, hasta llegar a convertirse en los amos del lugar, obligando a las familias y personas de buen vivir, a dejar de asistir a esta placita muy distintiva de los mantenses.

Así que al anunciarse el beneficio que dejaría el rescate de este centro de esparcimiento familiar, entre los mantenses se aplaudió el programa transformador.

Con el proyecto de esta obra se rediseñó el entorno interior de la placita, cambiaron los andadores, se instalaron aparatos metálicos para ejercicios isotónicos, se derrumbó el kiosco central y en su lugar se erigió un obelisco, se creó un área de juegos infantiles, un foro público y se repobló de césped todos los prados.

A la inmediatez, una vez que esa obra estuvo terminada, el ayuntamiento se doblegó ante comerciantes ambulantes, a unos les permitió se apoderarán de los prados recién restaurados, para instalar juegos mecánicos, brincolines y demás, a otros se concedió autorización para instalar puestos expendedores de todo tipo de fritangas y, los días sábados de cada semana, todas las instalaciones de esta renovada plaza, quedaron en manos de comerciantes del mercado rodante.

En esto acabó ese mentado «RESCATE DE ESPACIOS PUBLICOS» cuyo programa invirtió millonaria cantidad económica aportada por los tres sistemas de gobierno.

Para el colmo, en la base del monumento a la trilogía de la independencia, se encuentra tremenda fuga de agua potable manteniendo encharcamiento permanente en ese prado del sur por la calle Hidalgo y poniente por la calle Altamira.