Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Noviembre 04 de 2019 / JAM / ¿Buscas jale?  «Vete al puente»; frases que se dejaban escuchar entre los mantenses de épocas pasadas, tan pasadas que; el autor de estas líneas con 71 años de edad, las oyó desde que tuvo uso de razón.

En El Mante de aquellos años a mediados de los 30’s, hasta aproximadamente el 2006, era usual que muchos mantenses con  necesidad de trabajo acudieran desde temprana hora; 04:00 am, al puente de la calle Juárez y Pablo L. Sidar, punto de reunión de todos aquellos hombres adultos y jóvenes dedicados al jornal.

Cierto, en este sitio, a eso de las 05:00 horas de cada día, iniciaba la aparición de las camionetas de los viejos y emprendedores agricultores mantenses que llegaban en busca de trabajadores para algún tipo de faena campirana; instalación de postes para alambrado, chapoleo, riego de sembradíos, pizca de productos de hortaliza, apertura de zanjas para riego, etcétera.

Curiosamente; esos hombres dedicados al jornal cada uno de ellos era portador de las herramientas que utilizaba en su especialidad de trabajo; es decir; machete, triangulo y gancho para el chapoleo, otros, azadón, talache y pico, para desmalezamiento y apertura de hoyos, en fín.  En lo que todos coincidían, era traer consigo el característico morralito del lonche y la garrafa con agua.

En el puente de aquellos años, sus barandales de concreto servían como colgadero de herramientas diversas, además de asiento improvisado para ese permanente grupo de jornaleros mantenses, cabe mencionar que en este punto la avenida Juárez tenía su  encrucijada con lo que fue la calle Pablo L. Sidar, la continuación de la avenida Juárez al poniente se convertía en la carretera Mante-Victoria.

Al paso del tiempo, ese legendario puente sufrió notable transformación, su estructura original fue ampliada, se cambiaron los barandales de concreto, por unos de metal, la calle Pablo L. Sidar cambió de nombre y hoy es el bulevar Manuel Cavazos Lerma, la prolongación de lo que sería la avenida Juárez al poniente, de ser parte de la carretera Mante-Victioria, se convirtió en el bulevar Enrique Cárdenas González y, lo más destacado ocurrió más recientemente, casi 15 años atrás.

La pérdida de este punto de reunión para la contratación de trabajadores dedicados al jornal, ocurre con los trágicos acontecimientos que produjo el surgimiento de la inseguridad y la despiadada violencia, así que nuestros emprendedores agricultores, dejaron de acudir en busca de trabajadores y los jornaleros debieron quedarse en sus respectivos domicilios, creando un fenómeno de soledad que aun persiste en ese otrora puente que sirvió de enlace entre patrones y empleados.