Ciudad Mante, Tamaulipas, México / Octubre 15 de 2019 / JAM / Existimos aún, algunos que como el autor de estas líneas, añoramos el pasado de nuestro amado Mante, de tal manera que con tristeza nos corresponde ser testigos de la desaparición de empresas y negocios privados, que durante años fueron ejemplo e impulsores del desarrollo económico.

Hacer remembranza de hechos ocurridos en el pasado, de mencionar tal o cual cosa distintiva de esta ciudad, nos ubica en el sentir de los nuevos mantenses, como personas que se quedaron estancadas viviendo de recuerdos, cuando el presente requiere de gente audaz, que se arriesgue a todo, con la finalidad de alcanzar anhelos de de riqueza económica que sus antepasados no tuvieron y que jamás soñaron con alcanzar.

Desde hace algunos días se pusieron en marcha los trabajos de demolición del antiguo edificio de aquella Hielera Mante, fábrica de agua congelada que formó parte del crecimiento económico de aquel añorado Mante y que su permanencia de varias décadas fue el cruce de la calle Guerrero con la calle Manuel González,en pleno centro de la ciudad.

Con la desaparición de esa infraestructura, se va un pedazo más de nuestra historia mantense, aunque se diga por ahí que, si ese viejo edificio ya no servía, es bueno  que se derribe  y se construya una nueva edificación que pueda ser muestra de otra etapa de crecimiento económico que se vieve en El Mante.

Desde que tenemos memoria como mantense, en nuestra ciudad, antes de la modernidad del presente, se contó con el servicio que prestaron a esta región, el funcionamiento de tres fábricas de hielo, de las que hoy, ninguna queda, aunque se dice, somos más, tenemos más y es inaceptable recordar tiempos mejores por ser parte del pasado.

Así como al paso del tiempo se han ido marchando las principales generaciones de habitantes que dieron origen a esta ciudad, así están desapareciendo sus recuerdos, la huella de su estancia que aportó lo necesario para crear las condiciones de que hoy  disfrutan las nuevas generaciones de mantenses, por cierto, indolentes, ante cada pérdida histórica que se registra.

Es común escuchar en labios de la mayoría de mantenses pertenecientes a la nueva generación; suelta el pasado, es una carga pesada que te impide avanzar, mira adelante y dale con todo, pero, cómo olvidar el origen de cada antiguo mantense, y en cambio si echar mano al legado que se les ha dejado, como educación, recetas de cocina, propiedades, relaciones de amistad, incluso trabajo, respeto por los demás, incluyendo creencias religiosas e ideología política, etcétera.

La verdad, queda ya poco de El Mante antiguo, comenzando por sus viejos habitantes, hoy se viven tiempos de angustia económica, pocas o ninguna amistad, mucha inseguridad, recelos, envidias y odios mal fundados, todo es simulado, hoy se tienen conocidos, camaradas, compañeros, pero no amigos.

En unos días más, solo habrá por poco tiempo, un predio baldío en  el cruce de las calles Guerrero y Manuel González, nada quedará de aquel sólido edificio que durante más de 6 décadas albergó la harto conocida «Hielera Mante»,  en su lugar, es probable surja moderno edificio que nada significa, más que un punto de sustento para la historia del nuevo Mante que a paso de tortuga se ha venido construyendo.